viernes, 21 de agosto de 2009

Cosas Que Me Revientan la Madre XV

Los bancos.

Especialmente Bancomer (porque ahí está mi cuenta de nómina y son más pinches enfadosos que un cadillo en los destos) y Scotiabank (porque ahí tengo el crédito de mi carro y me caga su pinche nombrecito. Qué pedo con esa "t" que debe sonar como "ts" o algo así. Fuckers).

Hace algún tiempo, Bancomer me ofreció una tarjeta debido a que soy un "cliente distinguido" o alguna mamada por el estilo, y dijeron que en esa nueva tarjeta no me cobrarían ninguna anualidad. Por alguna extraña razón les dije que sí y me olvidé del asunto. Un tiempo después al revisar mi banca en línea, ya aparecía mi nueva tarjeta de crédito Azul de Bancomier (da). Con un cargo. Por anualidad. ¬¬

Y entonces vino la odisea de llamar al "Servicio a clientes" de los estúpidos imbéciles de Bancomier (da). ¿Se han dado cuenta cómo está diseñado ese servicio telefónico? Es el clásico de: "Si desea: Conocer su saldo, movimientos, promociones, estadísticas, o quiere que le hagamos perder el tiempo, marque uno. Información sobre AFORES, Seguros u otras herramientas con las que nos jineteamos su dinero y le hacemos la ilusión de que tendrá un buen retiro, JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.... ejem ejem, cof cof.... marque dos. Hablar con el departamento de "Nos hacemos pendejos cada vez que podemos 28 horas al día los 487 días del año" marque tres..." Y eso sin mencionar el hecho de que para hablar con un asesor tienes que pasar por tres o cuatro menúes (¿o será menús?).

Me aseguraron que se realizaría una bonificación de la anualidad para que mi tarjeta quedara en ceros. Y sí, hicieron la bonificación... Pero por un monto menor. Y después volvieron a cargar la anualidad. Luego empezaron las llamadas:

Operadoras del banco. Cagando el palo.

Empleado subcontratado para que esté nomás cagando el palo a los clientes morosos: "Buenos días, se encuentra el Sr. Iosephus Chingonus Maximus (así aparece mi nombre en mis tarjetas de crédito y de presentación, qué chingados les importa).

Yo: Simón, puto. Soy yo, qué chingados quieres.

ES: Ah, bien, buenos días señor. Habla Agapito Tololoche del corporativo de Bancomier(da) en la Ciudad de México con respecto a su tarjeta terminación XXXX (aquí imagínense los últimos cuatro dígitos de una tarjeta de crédito, no piensen que se trata de una tarjeta especial para comprar porno muy muy hardcore, pinches cochinos...)

Yo: Sí, qué pedo o qué...

ES: Pues bien, lo que sucede es que presenta un saldo vencido y un atraso de un mes por lo que quisiera saber si podemos contar con su pago el día de hoy señor Chingonus.

Yo: ¿Saldo vencido? Mira grandísimo pedazo de pendejo, esa pinche tarjeta yo ni siquiera la tengo en mi poder, ¿de dónde carajos va a salir un cargo?

ES: ¿No tiene el plástico con usted? ¿No le llegó?

Yo: ¡NO! Además ustedes me dijeron que no me cobrarían anualidad y en mi banca en línea aparece ese cargo que tú me dices. ¿Cómo crees que aparece?

ES: Este... eemmm.... como.... ¿anualidad?

Yo: ¡Bravo! Parece que en efecto entre esa diadema que has de utilizar para estar cagando el palo por teléfono a medio mundo sí existe un pinche cráneo que a su vez contiene un poco de masa encefálica...

Diadema para operadores telefónicos.
Cráneo con masa encefálica no incluido.


ES: ......

Yo: Bueno, igual y eso ya fue demasiado para ti... Ok, antes de que termines de quemar las cuatro últimas neuronas que te quedan, te respondo a tu pregunta de si pueden contar con mi pago el día de hoy: ¡NO! No voy a pagar nada de eso, ya hablé al estúpido departamento de atención a clientes y dijeron que en unos días me comunicara de nuevo para asegurarme de que ya se hizo la bonificación.

ES:
Ah de acuerdo señor Chingonus, entonces será necesario que se comunique con el departamento de atención a clientes y se asegure de que ya se hizo la bonificación.

Yo:
(Hijo de tu puta madre) Ah, claro, qué excelente idea, no mames... Me quito el sombrero ante tu capacidad de análisis y de resolución de conflictos. Vas que vuelas pa gerente del banco.

ES:
Eh, je... Pues sí. Entonces gracias por su atención señor Chingonus, que tenga un buen día.

Yo:
Se, se , se... Whatever... (Tealaverga....)

Cuelgo de un madrazo mi teléfono con forma de Harley Davidson y continúo con mis labores diarias.

Mi teléfono. Bien a toda madre.

Un tiempo después, una nueva llamada:

Diferente empleado subcontratado para que esté nomás cagando el palo a los clientes morosos: Buenos días, ¿el señor Iosephus Chingonus Maximus?

Yo: Sí él habla, ¿qué chingaos quieres?

DES: Ah sí, buenos días señor, habla su servidor Rupertino Soplamocos de parte de Bancomier(da) con respecto a un adeudo de dos meses en su tarjeta Azul XXXX.

Yo: Ah qué la chingada... A ver ¿tienes por ahí dónde anotar?

DES: Eh, no señor es que...

Yo: ¡Me lleva la chingada! ¡Pues tatúatelo en las nalgas! NO VOY A PAGAR ESO. Van mil veces que les digo que no voy a pagar porque se supone que ni siquiera me deberían cobrar. ¿Qué no trabajas en el mismo banco en el que están toda la bola de pendejos con los que he hablado? ¿Qué no manejan la misma pinche información en línea?

DES: Bueno, no señor, es que a nosotros nos actualizan las listas cada semana y en ocasiones no alcanzan a sacar a algún cliente y pues nosotros tenemos que llamarlo porque aparece en nuestras listas y....

Yo: ¡Ya, ya ya! Me vale madre, el caso es que no, no voy a pagar y háganle como quieran. No puedo creer que sigan molestándome con eso, carajo. ¿Y qué chingados no llevan un control de llamadas? Ha habido ocasiones en las que me llaman dos o tres veces el mismo pinche día...

DES: Como le comento, en ocasiones no se tiene la relación de qué clientes ya no están en la misma situación y como nuestro trabajo es llamar...

Yo: Su trabajo es cagar los huevos. Nada más. Y ya, ya dije que esto lo veo directo con el banco no con ustedes que no tienen idea de qué chingados pasa. Ya, a chingar a su madre.

DES: Bueno señor, disculpe...

Yo:
Tealaverga...

Cuelgo nuevamente mi teléfono Harley Davidson (¿sí vieron la foto allá arriba? A poco no está chingón. Lo tengo desde hace años...)

Las llamadas antes descritas se repiten durante varias ocasiones, de tal manera que pasan más de seis meses. Y entonces... Entra el Despacho de Abogángsters.... *Entra música dramática de película tipo Santo contra las abogadas pirujas del espacio o algo así*

Suena el teléfono (sí, el Harley Davidson, que le suena el claxon y se le prenden las luces. Ta bien chingón.) a las 0700 hrs:

Abogada seguramente malcogida: Buenos días con el Sr. Iosephus Chingonus Maximus.

Yo:
Msmsnsñmsssdíasss... ¿Q shings quiere?

ASM: Habla la Lic. Minervina Cerocoito, del despacho Cerocoito y Asociados. Es con respecto a su adeudo de $1,200 pesos con Bancomier(da). ¿Podemos contar con su pago hoy mismo?

Yo:
No. Ni hoy ni nunca

ASM: ¿Cómo de que no? ¿Y eso por qué?

Yo: Mire Lic. Ceropito...

ASM:
Cerocoito

Yo: Ah sí perdón, como quiera no coge. Mire Lic. para empezar no son $1,200 sino unos $400 y ese asunto ya lo estoy viendo con el banco directamente y ya me dijeron que en efecto no tengo que pagar ni coito... digo ni pito.

ASM:
¿Tiene su número de reporte? ¿Me lo podría proporcionar?

Yo:
Simón, a huevo. Tengo como mil. Es el número XXXXXX.

ASM:
Tengo que corroborar esto con el banco, los clientes dicen muchas cosas... La auditora viene cada jueves.

Yo:
Ah qué interesante Lic. Cerorriata. De seguro usted es el alma de las fiestas...

ASM:
Ceropito... ¡Digo Cerocoito!

Yo:
Sí, sí... Bueno, como sea, chéquelo con el banco y la chingada y todos los rituales escabrosos que tenga que hacer con tal de que me dejen de joder.

ASM:
Muy bien, estaremos en contacto. Si este número de reporte no procede, le llamaré nuevamente y si es necesario se tomarán las medidas legales pertinentes.

Yo: Ay cabrón, qué oficial suena eso Lic. Ceromiembro, claro que sí llámeme todas las veces que considere necesario. Ya sé que es su única oportunidad de tener algo parecido a la interacción y el contacto humano.

ASM: ............

Yo: [Susurrando] Te llegó profundo, ¿eh, perra?

ASM: Buen día...

Yo: Tealaverga...

Por supuesto la Lic. no volvió a marcar porque finalmente, el banco canceló la tarjeta y no pagué ni un centavo. Fuck you Bancomer! De las filas, los asesores, gerentes, cajeros, sistemas caídos y las sucursales con doce cajas pero en las que sólo abren 3, hablamos luego.

Iosephus Dixit.

lunes, 10 de agosto de 2009

Las Tremendas Aventuras de Cosa 1 y Cosa 2 II

Ya pasa del mediodía. Todo parece moverse en cámara lenta. Y en cierta forma así es, pues el calor es abrasador con un Sol inclemente que se combina de manera casi diabólica con la humedad de más del 70% en el ambiente para crear esta sensación de que la piel está constantemente mojada por un sudor casi invencible y sientes que tu rostro se enciende y en cualquier momento podría empezar a emitir vapor en la superficie de la epidermis.

Un día normal de calor en Manzanillo

28°. 29°. 32°. El creciente calor no parece ceder y apenas se acercan las horas más cálidas del día. Por si fuera poco, Thor, Amo y Señor del Rayo y el Trueno no parece tener planes para enviar nubes o lluvia que reduzcan ese infierno terrenal.

Su Majestad, el magnánimo Thor, NO interesándose por el clima.

Para mitigar los efectos de la elevada temperatura, un ventilador trabaja a marchas forzadas en el hogar de Cosa 1 y Cosa 2. La comida ha terminado y ambas cosas se levantan de la mesa para continuar con sus actividades encaminadas principalmente a aterrar al mundo. La plática en la mesa, en la que aún estamos mi Compare, mi Comare y yo, continúa aparentemente sin problemas. Y entonces (diría Kevin Arnold) sucedió.

Sin aviso previo, sin mayor advertencia, el aire que nos llegaba del ventilador de alta velocidad se esfumó dejando caer sobre nosotros el pesado velo del calor extremo. Un malestar inmediato se dejó sentir entre nosotros al tiempo que nuestra ropa se veía casi inmediatamente empapada por el sudor y, tras la búsqueda de la causa de esa falta de aire, la conclusión no tardó en llegar: Cosa 2 se había adueñado del ventilador girándolo casi 180° (que por cierto era la sensación de temperatura en ese momento) y dejándonos sumidos en ese sauna en el que se había convertido el puerto del Pacífico mexicano.

De inmediato, su madre procede a interrogar al joven Cosa 2 por su conducta tan atrevida:

-¡Oye! ¿Qué te pasa? Vuelve a poner ese ventilador como estaba.

A lo que el joven ladrón de vientos responde presto:

-¡Tengo calor!

La aseveración es inmediatamente repelida por la madre en un cuestionamiento que se basa en la lógica y la idea de que el pequeño acalorado ejercite su poder de deducción y sus dotes de consideración:

- ¿Y no se te ha ocurrido que nosotros también tenemos calor?

La respuesta, clara, rápida, casi salomónica, pero sin regresar el ventilador a su posición original, no se hizo esperar:

Cosa 2 a todo pulmón.

Con todo el poder de sus pulmones y una misericordia digna de un santo, el pequeño Eolo nos refrescó hasta el alma con su soplido dando por terminado el engorroso tema y evitando así que nuestros cerebros hirvieran dentro de nuestros respectivos cráneos. Así masmenos:



Gracias Cosa 2.



¬¬

Iosephus Dixit.