viernes, 18 de abril de 2008

Pueden Recoger su Equipaje en la Banda de Metatextos

El Ejercicio Once de Metatextos ya está publicado. Las instrucciones para el texto de este ejercicio consistían en lo siguiente:

“X” toma por equivocación una maleta igual a la suya, y cuando la abre se da cuenta por su contenido de que pertenece a alguien más. A través del examen de la ropa y los demás objetos ante su vista, “X” trata de descubrir las características de esa otra persona, a la que desconoce. La maleta no tiene etiqueta que la identifique.

Esta semana los participantes de Metatextos deberán elaborar una narración (puede comenzar en el momento en que “X” abre la maleta) donde “X” observe y dilucide quién es el dueño de dicha maleta en 300 palabras o menos.

Para que el ejercicio sea válido, la maleta debe contener al menos dos de los siguientes elementos:

1. Una sotana
2. Un pasaporte con la foto arrancada y sin nombre.
3. Un encendedor con una frase grabada.
4. Un oso de peluche (Teddy Bear).
5. Un ramo de flores secas.

Asegúrense de darse una vuelta por ahí y lean los cuentos. A continuación el texto que envié al taller.

Confusión y Vendetta

En cuanto Carlos vio su maleta en la banda transportadora, la tomó sin importarle que empujaba violentamente a una joven y a un elegante caballero.

-¡Permiso!- dijo sin dar oportunidad para que le reclamaran aunque, al salir, todavía escuchó un lejano “¡Hey!” que ignoró por completo. Había tanta gente, que no revisaron su contraseña de equipaje. Salió y tomó un taxi.

-¡Waldorf Astoria!- le ladró al chofer que arrancó de inmediato.

Carlos odiaba que modificaran sus planes. ¿Cómo podría permitir retrasos un egresado del TEC? Estaba orgulloso por haber ganado ese contrato a numerosos competidores de quienes se burlaba cada vez que podía. Al llegar a su habitación abrió la maleta.

-¡Mierda!- gritó furioso. Ropa perfectamente doblada y algunos documentos pero nada suyo. Un oso de peluche extendía sus brazos hacia él. Carlos lo tomó con brusquedad -casi con asco- y dijo:

-Algún papá con un regalo para su pinche mocoso.

Tiró el juguete y tomó una de las prendas. Una sotana.

-¡Puta! Más bien algún sacerdote pedófilo…

Entonces vio la espalda descosida del pequeño oso; dentro del juguete había un pasaporte, pero no había fotografía ni nombre. “Qué raro”, pensó. Había también un encendedor grabado con la frase “Omnia Mors Aequat” y en otro apartado de la maleta un envoltorio de papel blanco: flores secas. Recordó vagamente las noticias y sacó una carpeta. Horarios y fotografías… todas de él mismo.

Sintió un escalofrío; entonces lo escuchó a su espalda.

-Lo iba a hacer en tu fiesta de esta noche, disfrazado de sacerdote, pero tú modificaste mis planes. Odio que modifiquen mis planes.

El Elegante Caballero le clavó la jeringa con veneno cerca del corazón. Dejó una flor sobre el cuerpo moribundo y salió pensando divertido en el nombre que le daban los periodistas: “El Asesino de las Flores Muertas”.


Iosephus Dixit

miércoles, 16 de abril de 2008

Del Oído Nace el Amor

Hace algún tiempo, mientras deambulaba por un centro comercial en mi Tierra Tapatía, entré a un Mixup y al estar recorriendo los pasillos llenos de discos me di cuenta de que, en el sonido ambiente de la tienda se escuchaba un jazz bastante sabrosón que me resultó particularmente agradable. Seguí mi búsqueda de discos cuando de repente se escucha una voz femenina acompañada por esos instrumentos que había escuchado en un principio; y debo confesar que inmediatamente me enamoré de ella. No tenía ni la más remota idea de quién era o cómo era pero estaba dispuesto a... (aunque los que me conocen no lo crean) casarme con ella.

Inmediatamente pregunté qué disco era ese, quién era esa mujer poseedora de esa voz y me llevaron el disco:


Se trataba de Diana Krall y me enteré, además, que es ella quien toca el piano en sus grabaciones y presentaciones. Está de más decir que cada vez que la veo/escucho es como... pues como.... o sea ¿cómo les explico? La pureza más grande de emociones me asaltan y es como si... bueno me vengo en seco siete veces pues.

Mientras estaba navegando por la red me encontré el siguiente video de una canción clásica del Jazz; popularizada por Julie London e interpretada también por Ella Fitzgerald (para quien de hecho se escribió la canción), Krall le da su toque personal y me provoca una cercanía con un Éxtasis que creo que por sí solo es suficiente para excomulgarme. La canción se llama "Cry Me a River" de Arthur Hamilton.




Cuando terminé de escuchar esto, de plano casi me había desmayado como doce veces. Les recomiendo ese disco, "The Look of Love" en donde se incluye una versión de "Bésame Mucho" en español bastante buena y... Chale, venida en seco Nº 17 y casi me desmayo otra vez.

Iosephus Dixit

domingo, 13 de abril de 2008

Ironía

Lo planee con tiempo. Lo había estado pensando durante algunos días y finalmente me decidí y fui a comprarlo. Ya eran varias las personas que me habían dicho que era bueno y que debía conseguirlo; hay muchos videos al respecto y parece que su popularidad no hará otra cosa más que seguir en ascenso.

Así que sucumbí ante la tentación y fui a comprarlo.



Después de la aventura que significó sacar todo el desmadre de su caja, lo conecté y lo empecé a usar. Es muy bueno. Particularmente entretenido y muy adictivo, de inmediato le llamamos a mi hermana y a mi cuñado para probar todos los instrumentos (batería, guitarra y micrófono). Bueno, horas y horas de diversión.




Hoy domingo, cerca del mediodía me preparé para continuar el "World Tour" así que me colgué la Fender y procedí a encender mi X-Box 360...



Buena jugada Destino. Buena jugada.

Iosephus Dixit.

sábado, 5 de abril de 2008

Ejercicio Diez. Requiem por un Texto

Ya está publicado el ejercicio número diez de Metatextos. En esta ocasión el tema fue un funeral y las conversaciones escuchadas durante dicho evento. Las opciones eran las siguientes:

a) Un atacante suicida.
b) Un condenado a muerte.
c) Un personaje literario.
d) Ustedes mismos. (O sea no ustedes que están leyendo esto sino los que participamos en el ejercicio)

Yo elegí la primera opción, el atacante suicida, pero no en un país lejano y de nombre impronunciable, sino aquí, en nuestro México, en una especie de realidad alterna en la que nuestra cultura se ha mezclado con el extremismo islámico creando un, digamos, bonito desmadre. Claro que hasta nuestro idioma está influenciado por esa cultura (derivado del dominio musulmán de España durante los siglos VIII y IX y que los conquistadores trajeron hasta estos lares) pero en el texto traté de hacer esa mezcla más marcada.

A continuación el texto que envié para el taller, espero les agrade.

De Mártires y Vírgenes

Wad-al-Hayara. Septiembre, 2110.

-¡Héroes! Eso es lo que son. Y mira que hay que tener bien puestos los huevos para hacer lo que ellos hicieron. Héroes, chingado… ¡Héroes!

La voz de don Elpidio Abdul Ibn-al Abdul se quebró al recordar a los šuhada de la Yihad Mexicana que en ese momento acompañaban en solemne cortejo fúnebre: sus compadres Don Yusef Martínez Farid y Don Miguel Kareem Aziz, quienes se habían inmolado en un ataque final que derrotó definitivamente a los últimos infieles que se resistían a la conversión.

-Yo lo vi- decía alguien en voz baja- las llamas medían como cien metros.

-Yo creo que sí llegó como a medio kilómetro- decía otro.

-Dicen que se veía la cara del Único entre las llamas- acotaba uno más.

-¿Y sus familias?- preguntaba uno menos amarillista.

-El Gobierno se hará cargo. Nada les faltará y recibirán los honores que se merecen por ser herederos de héroes, ¿verdad Don Elpidio?

-¡A huevo!- contestaba el acongojado compadre- Se merecen un “menumento” esos cabrones. ¡Ojalá estén disfrutando de setenta y dos vírgenes cada uno!- concluyó don Elpidio recibiendo una severa mirada de las viudas a quienes no agradó mucho esa idea.

Wad-al-Hayara. Una bodega. Dos días antes.

-Pinche compadre ¿de dónde sacó tanto chingado explosivo?

-Un trueque. Se los voy a vender a la Brigada Suicida. Pinches loquitos ¿no compadre?

-Pos cada quien hace de su culo un papalote…

-Y lo vuela… ¡Pero en mil pedazos!

Ambos compadres se carcajearon mientras Don Yusef descubría un cable rojo en una de las cajas de explosivos.

-¿Y esta mad…?

El detonador se activó y la explosión llegó a cien (o quinientos) metros llevándose a los compadres, la bodega y a los infieles que, después se supo, se encontraban justo encima de ellos.

¿Y las Vírgenes? Ni una.

Iosephus Dixit