martes, 30 de marzo de 2010

Más Sueños Extraños

Sí, y muy posiblemente inducidos de nuevo por juegos de video acá medios cabrones. En los últimos días y a partir de que me cambié de casa (ah no les había dicho eso, edá. Bueno, rápidamente, tengo un nuevo centro de operaciones a 10 minutos caminando de mi chamba, JA) le pegamos duro al God of War 3 y ahora estamos con Dante's Inferno. Entre mi cuñado, un amigo y su satánico servidor, le dimos en la madre a varios dioses del panteón griego y ahora estamos pateando culos (y también recibiendo una que otra patada) de los servidores del infierno con tal de rescatar a la nalga del Dante. A su fundita. A su free. Su güereja. Su proveedora de Le Panoch. Porque como todos saben, un tour por los nueve círculos del infierno no es algo que caiga dentro de la categoría de "Turismo Extremo" sino que más bien es algo que desde hace muchos siglos han hecho los hombres de temple con un solo objetivo: no, no es mostrar valentía ejemplar ni virtud inviolable. No, la razón es, como siempre, por una vieja. Y todo lo que la forma por supuesto.

El caso es que anoche volví a tener sueños medios raros. En esencia soñé que era un dios. Y no, antes de que se escandalicen mis cristianos y/o católicos amigos (que ya sé que ni son pero por si las dudas) no era el Dios judeo-cristiano, sino UN dios. Y oscuro además (y no tampoco me refiero al color de piel mis racistas lectores ¬¬) o sea que más bien era medio mal pedo. Sentía así como que un poco de odio hacia todo mundo y me daba por destruir a las miserables criaturitas de la creación. Tampoco era un demonio sino un dios con muy mal carácter. Supongo que eso es lo que sucede cuando juega uno juegos sobre dioses y demonios y los combina con una cena de tacos de lengua con salsas roja y verde y un leve postre de gelato de tres sabores.

De todas maneras estuvo chingón. Ah, el miedo, el terror, la destrucción, los caprichos de mi voluntad. Ah, nostalgia. Denle gracias a la deidad de su preferencia, que no tengo [todavía] el status de dios. Pero cuando suceda... Tiemblen. En serio. Tiemblen.

 Así masmenos, pero con el cabello más corto.
Y más viejas. Y el águila más amenazante. Y más viejas.
Y la túnica más oscura. Y más viejas. Encueradas. Gracias.

Iosephus Dixit.

jueves, 11 de marzo de 2010

Apocalíptico Desintegrado

Lo de hoy es el 2012. Bueno no lo de hoy porque todavía estamos en el 2010, pero la onda ahorita está en hablar de que ya se va a acabar el Mundo como lo conocemos porque el calendario que unos cuates hicieron hace varios cientos de años ya no cupo en la piedrota en donde lo estaban tallando. Luego entonces la inferencia "lógica" es que ya no hay pa dónde darle y hasta ahí va a llegar el viaje. "So long, and thanks for all the fish", dirían los ojetes de los delfines (este comentario anti-delfín es por lo de los Óscares, en donde ganó un documental sobre esos mamíferos marinos siendo masacrados en Japón y no el documental sobre niños indocumentados ¬¬). Sin embargo, lejos de tomar esa posición fatalista malpedera por medio de la cual se asegura que no vamos a llegar ni a la Navidad del mencionado 2012, yo me mantengo en la firme creencia de que no va a pasar ni madres, fuera de unos cuantos oratitos que, vestidos de blanco ante la sombra de alguna pirámide, buscarán llenarse de "energía" para poder hacer la transición entre este mundo material y el reino intangible de la conciencia colectiva. Sí, así de mamón el pedo.

Sin embargo, y a pesar de mi convicción de que no pasará nada más que un aumento en las ofertas por la cercanía de la Navidad en esas fechas (hay que recordar que la "fecha final" del Calendario Maya es supuestamente el 21 de Diciembre de 2012), creo que no está de más ir preparando un protocolo para afrontar el remoto caso de un Apocalipsis que venga a modificar nuestro estilo de vida normal. Para estos efectos será necesario entrar en antecedentes con respecto al 2012, analizar puntos de vista, tener en cuenta las diferentes vertientes que puede tener el hipotético apocalipsis (por ejemplo que se levanten los zombies, en cuyo caso, estimados 4 ó 5 lectores, YO no tendré pedo pero a ustedes me temo que se los va a cargar la grandísima chingada), cuál deberá ser el código de conducta a seguir durante el cataclísmico evento de manera tal que no nos hagamos bolas y respetemos en todo momento la civilidad y las buenas costumbres. ¡Ja! Como si de verdad fueran a hacer eso, ya los veo a todos corriendo por encima de niños y ancianas con tal de salvar sus miserables traseros.

Pero bueno el caso es que haremos (y digo haremos porque no me lo voy a aventar yo solo, si no qué hueva, no mamen, ustedes van a ayudar) una Guía Práctica de Reacción ante El Apocalipsis, que podamos aplicar al momento de que se presenten los primeros signos de que todo se está yendo al carajo con un boleto de ida y sin regreso.

Por ejemplo, tomando en cuenta que uno es novato en esto del Apocalipsis, ¿cuál será el código de vestimenta? ¿Se vale llegar de playera y jeans o es de estricta etiqueta? ¿Habrá que sacrificar algún animalillo? ¿Es congnoscible el ser? We'll see...

Iosephus Dixit

viernes, 5 de marzo de 2010

Y Continúa el Insomnio

La verdad es que pocas veces en mi vida he tenido oportunidad de disfrutar de un sueño prolongado durante el cual no despierte para nada durante la noche. Últimamente ha sido aún más notorio mi insomnio. Me da sueño masmenos temprano, como a las 10, así que me voy a la cama e incluso en ocasiones aún cuando trate de ver televisión o navegar en las internets o escribir o leer, se me cierran los ojos y de plano caigo dormido,  a veces dejando la TV o la computadora encendidas (a veces las dos), o el cuaderno abierto con las letras a medio escribir o el libro en la última página leída. Pero luego despierto. Demasiado pronto.

Como dije, me da sueño temprano, pero habitualmente me duermo cerca de las 11 así que, como relojito, 4 horas después de que Sandman ha tenido a bien cerrarme los ojos, despierto. Así de simple. Generalemente a las 3 abro los ojos y de plano ya no me puedo dormir, aunque en esta ocasión me acosté poco después de la 1 de la mañana y desperté a las 5 pasaditas. Y ya, me puse a escribir esto porque está bien cabrón esto del insomnio. Ya me dijeron que me tome un té de no sé qué madres, que me tome un whisky (cosa que no funcionó porque anoche me tome 3 y salió igual el asunto), que haga meditación, que vaya al reiki, al doctor, al psicólogo, etc, etc, etc... No sé qué funcionará.

Sin embargo también hay otra cosa que acompaña al insomnio: las sensaciones. ¿Por qué a esas horas resulta que las sensaciones y sentimientos se ven aumentados? A mí me crean confusión, porque es algo así como cuando tienes un sueño muy vívido y despiertas con esas sensaciones muy claras o nítidas pero la bronca es que yo no he soñado nada en estos últimos días, nada más despierto con una incomodidad muy marcada, a veces como con ganas de gritar y mandarlo todo al carajo. Y no, antes de que me quieran psicoanalizar, no tengo grandes tensiones en el trabajo ni nada por el estilo, pero sí está cabrón eso de estar durmiendo 4 horas diarias.

Bueno, contrario a lo que se podría creer, en este momento no me voy a dormir, por el contrario, ya me voy a levantar para darme un baño y salir a la chamba. Mientras tanto, dejo esta rola que justo ahora estoy escuchando y que me llega... snif.



Iosephus Dixit

jueves, 4 de marzo de 2010

Diálogo Desde el Insomnio

3:00 am

Despierta con el cuello y la espalda bañados en sudor. No recuerda qué ha estado soñando pero sabe que ha visto muchas imágenes antes de despertar. Cree recordar algunos rostros conocidos, sin embargo no recuerda las situaciones o las circunstancias en las que interactuaba con ellos. Una pequeña luz le llama la atención y se da cuenta  de que su computadora portátil se ha quedado encendida. Cierra la pantalla y vuelve a dar una vuelta en la cama mientras trata de no pensar en nada para no distraer su mente antes de intentar conciliar el sueño. Pero no puede.

4:03 am

Ve las manecillas de su reloj brillando en la oscuridad y casi siente que hasta ellas le preguntan qué demonios está pasando, pero él mismo no parece saber qué es lo que sucede. Sigue girando en su colchón mientras hace a un lado las sábanas. No está haciendo calor, pero siente cómo el cabello en su nuca está mojado y su espalda se perla en sudor. Y es entonces que desde la oscuridad no sólo de su habitación sino también de su subconsciente surge la pregunta que no había querido pensar, pero que estaba presente desde el primer momento en el que despertó: "¿Qué estás haciendo?"

4:32 am. Diálogo.

-¿Qué estás haciendo?
-¿Qué? ¿Que qué hago? Trato de dormir, ¿qué más?
-No, ¿qué estás haciendo?
-Ya te lo he dicho, trato de dormir pero no puedo.
-No es algo difícil, dormir. Cierra los ojos y hazlo, entonces.
-No puedo... ¡Te digo que no puedo!
-¿Y por qué no puedes?
-No lo sé, lo intento pero no puedo hacerlo.
-Hay algo que te molesta pero no lo quieres enfrentar. Hazlo, aparta la cobardía y enfréntalo.
-Yo...
-Sí, ahí está la pregunta clave, si no la quieres formular tú, lo haré yo: ¿Estás haciendo lo correcto?
-Demonios. Claro que sí. ¿Por qué no sería así?
-Tú dímelo, tú lo sabes y es lo que te tiene despierto, pero no es necesario que sea así. Tan solo debes recordar la naturaleza de la gente y saber que todo puede suceder. No confíes en nadie.
-No... Yo no... ¡Ah, demonios!
-No hay necesidad de molestarse. Y menos contigo mismo.
-No estoy molesto conmigo sino contigo.
-¿Y quién soy yo?

En ese momento enciende la luz de la lámpara que se encuentra a la derecha de su cama y se incorpora mientras frota sus ojos, se levanta al baño y regresa a su cama. Sabe muy bien la respuesta a esa última pregunta y sabe que al responderla estará aceptando plenamente el hecho de que tendrá que enfrentarse a ese adversario que es más formidable que cualquier enemigo que se pueda encontrar en un campo de batalla y sabe también que la clave no está en ganar sino en hacerse uno con ese contrincante.

5:29 am

Apaga la luz y se vuelve a acostar. Tienen que pasar 17 minutos más para que se vuelvan a cerrar sus ojos, vencido ya por el cansancio pero aún sabiendo que quedaba pendiente ese enfrentamiento con el más formidable de sus enemigos. Él mismo.

Iosephus Dixit.