martes, 22 de febrero de 2011

Día del Traidor

Valentín era un sacerdote en el siglo III cuando el Emperador Claudio II (Marcus Aurelius Valerius Claudius) decretó que estaba prohibido para los jóvenes soldados contraer matrimonio, pues concentrar su mente sólo en el entrenamiento y la protección de los intereses de Roma, los hacía mejores militares. Pero claro, el pendejo de Valentín creyó que era una idea injusta y le pareció mejor idea casar a los jóvenes en secreto para que pudieran seguir sirviendo en el ejército y crear así montones de viudas y huérfanos.


Así que, cuando el imbécil fue descubierto pagó caro el precio de traicionar al Imperio con su ridícula existencia, provocando de pasada que Hallmark, los globeros y los floristas se relamieran los bigotes con cada 14 de Febrero. Antes de que me salgan con la mamada de que es algo "romántico" o alguna ridiculez por el estilo, les reitero, Valentín era un sacerdote, el Imperio Romano era enorme en gran medida gracias a su ejército, el decreto del Emperador tenía el doble objetivo de preparar mejores soldados que sirvieran a la grandeza de Roma y evitar que, al formar una familia, les dejaran desamparados por el hecho de morir durante alguna batalla. El decreto era cualquier cosa menos injusto (aunque también es muy posible que sea sólo una leyenda).

 Deberíamos clonarlo y hacer un ejército de Claudios 
para soltarlos cada 14 de Febrero

El hoy famoso Valentín decidió (como todo "buen" representante de la Iglesia) que SU opinión era mucho más importante que la de una nación -un Imperio entero, de hecho- y que tenía la misión de meterle a huevo sus ideas religiosas a todo mundo, aún a pesar de afectar el funcionamiento de la máquina militar que sostenía (ya no muy bien) al Imperio. La Iglesia, como el cáncer que es, socavó las instituciones del Imperio y eventualmente le hizo caer.

 En la imagen: Traidor.

Hoy en día les gusta recordar a este traidor ensalzándolo como "el santo de los enamorados" y declarando el supuesto día de su martirio como el "Día del amor y la amistad". El uso indiscriminado de parafernalia valentinista convierte a esta estúpida celebración en una de las más conocidas, pero al mismo tiempo recargadas, exageradas, inútiles, mercantilistas, ridículas y un general "Cadillo-En-Las-Bolas" desde prácticamente cualquier punto de vista. Por cierto, dentro de su asquerosa iconografía, también han elegido a Cupido (el griego Eros) como símbolo distintivo para sus cursilerías, representándolo como un niño regordete con alas, desnudo o semidesnudo y con su arco y flechas listos para lanzar a los enamorados. Así, el hijo de Venus y Marte, dios del deseo, el afecto y el amor, fue reducido a un vulgar putto. Sí, así como leen, píquenle al enlace para que no se queden con la duda. Su imagen se reproduce en decenas de miles de formas y productos para que la gente se "demuestre" su "amor". Me dan asco.

El putto por fin recibió su merecido.  
Ya sé que he usado esta imagen antes
pero me gusta un chingo.

Y por cierto, decidí publicar esta diatriba hasta ahora por dos razones:

Primera: Para no publicar el mero día 14 nomás por no seguir como borrego a todos los que seguramente les da por escribir también en contra de ese día y,

Segunda: Por huevón.

Iosephus Dixit