Cuando me encontraba rumbo a cumplir con mis obligaciones laborales que en estos días me traen hasta el Paradisíaco Puerto de Manzanillo, elegí evitar mi habitual taxi para tomar un democrático camioncillo de los que pululan en este lugar. Me acomodé en un asiento cercano a la puerta posterior muy a la mano del timbre que avisa al conductor, cual si se tratara de un mágico artilugio, que la enorme bestia debe detener su andar... y el camión también. De inmediato tomé el libro que actualmente estoy devorando (El Club Dumas, Pérez-Reverte, Alfaguara, México, 2000) y me dispuse a continuar el seguimiento de las actividades de Lucas Corso, el cazador de libros, en busca de las claves que unen un manuscrito original de Dumas y un misterioso libro escrito por el mismísimo Diablo. En esas estaba, chingándome una ginebra Bols con el buen corso en un café de París, cuando se escucha en el interior del camión una voz fuerte y decidida:
- Buenos días, queridos pasajeros. Disculpen la molestia; vengo a traerles un mensaje lleno de bendición. Un mensaje de Paz y Amor. Cuando yo estaba envuelto en las garras del alcohol y de las drogas, alguien llegó hasta mí y me compartió la palabra de Nuestro Señor Jesucristo...
"Sonamos", pensé mientras trataba de concentrarme de nuevo en mi lectura. "Tons qué pedo mi Corso... ¿Vamos a buscar el Número Tres o nos chingamos otra más?" Mi tirada era que nos fuéramos al Crazy Horse o al Moulin Rouge pero si teníamos que seguirle en lo de la cacería de libros ps ni pedo; ya habría chance de echar desmadre. Corso me miró detrás de sus lentes de metal, la mirada cansada de soldado viejo y esa sonrisa de lobo inteligente; extrajo un arrugado cigarrillo de la bolsa de lona y me dijo:
- ¡Muchos ya no creen en la palabra de Dios! Solamente buscan la ciencia de este mundo y se olvidan de la palabra de la Biblia. No se dan cuenta de las señales que se profetizaron en la Palabra de Dios.
"Me carga la chingada". De plano no me podía concentrar. Las obstinadas olas de bendiciones que nos lanzaba este enviado de la Verdad, me golpeaban como espadazos de cruzado en contra de algún moro blasfemo que no quiere creer que un cuate de mi edad (cuasi treinta) es el mero mero hijo del Altísimo. Luego empezaron las citas textuales:
- Recuerda, amado pasajero, lo que dice claramente Juan capítulo tres, versículo dieciséis...
Y entonces hice memoria: Jn 3:16 ... ¡A huevo! "Porque tanto quiso Dios al mundo que envió a Greg Maddux y a David Justice para que llevaran a los Bravos de Atlanta a ser campeones de la Serie Mundial" Qué chingón soy para recordar esas mamadas.
- "Porque tanto amó Dios al mundo que envió a su propio Hijo para que lo siguieran."
Emm... bueno, palabras más, palabras menos. Resulta que toda la palabrería fue un preámbulo para la verdadera razón por la cual estaba este soldado de Cristo arengándonos para reconocer las grandezas de la Salvación:
- Porque todos hablan de que son casualidades, que todo es natural, pero no se dan cuenta de que se están cumpliendo las profecías de las escrituras. Vean, amados pasajeros, lo que está sucediendo en Tabasco, se están cumpliendo las señales; los científicos hablan de que hay un hoyo en el cielo, en la capa de ozono, pero las escrituras dicen: "y el sol calentará siete veces más de lo normal"(sic). Pero la gente sigue sin creer en Dios, siguen apegándose a las riquezas de este mundo. Lo que sucedió en Tabasco es una muestra de que las posesiones materiales son convertidas en basura pero el espíritu permanece. Lo dicen las escrituras: "Desnudo llegué a este mundo, desnudo me iré". Nada nos llevaremos de este mundo material.
Sí creo recordar ese pasaje. Si mal no recuerdo está en las Sagradas Escrituras de Su Santidad el Egregio Iosephus Alphredus Ximeneus: "Ya muerto voy a llevarme nomás un [pinche] puño de tierra" (Ay cabrón se me antojó un tequila y todavía no son ni las 1200 Hrs). Total que todo se redujo a que no nos damos cuenta de las señales que desde hace como dos mil años están claramente escritas en la Biblia y que, según traté de entender, han de decir que cuando se acerque el final de los tiempos, Tabasco será engullido por una terrible inundación y esa será la señal para ir corriendo con el padrecito a decirle "he pecado" y entregarle un diezmo tan necesario para el mantenimiento de las obras de arte del Vaticano. Con razón, ahora entiendo eso de que "Tabasco es un edén" y que el "Edén está bajo el agua", debe ser una señal apocalíptica esa madre.
Ya no pude continuar escuchando la apasionada apología hecha por el redimido neoprofeta del transporte público pero no creo que haya diferido mucho en lo consecutivo. Seguramente debe haber terminado con la solicitud encarecida de que los "Amados Pasajeros" hicieran mella en los bolsillos para apoyar la causa de redimidos ex-viciosos como él, que habían tomado como propia la lucha en contra de aquellos que buscan la "ciencia de este mundo" por encima de las verdades del reino de Dios y hacerle ver al mundo que Tabasco se hundió por el bien de las almas pecadoras. Shiales...
Sabía que los políticos harían apariciones bien calculadas para quedar bien, gracias a la tragedia de nuestros hermanos (esos ojitos tristes del Preciso al hablar con los damnificados es o espectacular actuación o sincera tristeza, ya ni sé); sabía que los noticieros se pelearían por la noticia más patética, la imagen más dramática para elevar el reitin nuestro de cada día (Loret en lancha y Ana M. Salazár con el agua a la cintura mientras Paty Chapoy llora sin consuelo); sabía incluso que deportistas y "artistas" (como bien lo apunta el Falso Profeta) se unirían por la causa de Tabasco pero, sin ensuciarse las manos, porque Diosito Bimbo nos libre de semejante barbaridad. Pero que se empleara lo sucedido para traer a colación profecías y escrituras y que lo que sucedió en Tabasco y Chiapas, el calentamiento global, la capa de ozono, el derretimiento de los polos y un largo etc, es producto de profecías y deidades preocupadas por nuestro desarrollo espiritual y nuestra salvación, eso sí me agarró de sorpresa.
¿Crees en Dios? Bien por tí. ¿No crees en Dios? Bien por tí. Todo eso es pedo de cada quién, pero ¿Crees que Dios castigó al mundo al enviar una inundación para atraer nuestra atención hacia su palabra porque... su misericordia es eterna? Qué pendejo eres. Y qué despreciable es tu dios.
A Tabasco hay que enviar ayuda real no darse golpes de pecho porque el mundo se va a acabar. Si realmente quieren ayudar vayan a los centros de acopio de sus localidades y no le peguen a la mamada. Y antes de que alguien diga "qué, ¿y tú qué haces? ¿Quien eres para juzgar?" Nadie. Bueno nadie para juzgar, pero soy El Satánico Dr. Iosephus (en lo alto suenta un trueno y un relámpago cruza el cielo)
Lo que hago para ayudar, me lo guardo porque no le importa a nadie. Ya lo dicen las Escrituras:
- Que te valga madre ¿no? Puto.
Iosephus Dixit.