lunes, 10 de agosto de 2009

Las Tremendas Aventuras de Cosa 1 y Cosa 2 II

Ya pasa del mediodía. Todo parece moverse en cámara lenta. Y en cierta forma así es, pues el calor es abrasador con un Sol inclemente que se combina de manera casi diabólica con la humedad de más del 70% en el ambiente para crear esta sensación de que la piel está constantemente mojada por un sudor casi invencible y sientes que tu rostro se enciende y en cualquier momento podría empezar a emitir vapor en la superficie de la epidermis.

Un día normal de calor en Manzanillo

28°. 29°. 32°. El creciente calor no parece ceder y apenas se acercan las horas más cálidas del día. Por si fuera poco, Thor, Amo y Señor del Rayo y el Trueno no parece tener planes para enviar nubes o lluvia que reduzcan ese infierno terrenal.

Su Majestad, el magnánimo Thor, NO interesándose por el clima.

Para mitigar los efectos de la elevada temperatura, un ventilador trabaja a marchas forzadas en el hogar de Cosa 1 y Cosa 2. La comida ha terminado y ambas cosas se levantan de la mesa para continuar con sus actividades encaminadas principalmente a aterrar al mundo. La plática en la mesa, en la que aún estamos mi Compare, mi Comare y yo, continúa aparentemente sin problemas. Y entonces (diría Kevin Arnold) sucedió.

Sin aviso previo, sin mayor advertencia, el aire que nos llegaba del ventilador de alta velocidad se esfumó dejando caer sobre nosotros el pesado velo del calor extremo. Un malestar inmediato se dejó sentir entre nosotros al tiempo que nuestra ropa se veía casi inmediatamente empapada por el sudor y, tras la búsqueda de la causa de esa falta de aire, la conclusión no tardó en llegar: Cosa 2 se había adueñado del ventilador girándolo casi 180° (que por cierto era la sensación de temperatura en ese momento) y dejándonos sumidos en ese sauna en el que se había convertido el puerto del Pacífico mexicano.

De inmediato, su madre procede a interrogar al joven Cosa 2 por su conducta tan atrevida:

-¡Oye! ¿Qué te pasa? Vuelve a poner ese ventilador como estaba.

A lo que el joven ladrón de vientos responde presto:

-¡Tengo calor!

La aseveración es inmediatamente repelida por la madre en un cuestionamiento que se basa en la lógica y la idea de que el pequeño acalorado ejercite su poder de deducción y sus dotes de consideración:

- ¿Y no se te ha ocurrido que nosotros también tenemos calor?

La respuesta, clara, rápida, casi salomónica, pero sin regresar el ventilador a su posición original, no se hizo esperar:

Cosa 2 a todo pulmón.

Con todo el poder de sus pulmones y una misericordia digna de un santo, el pequeño Eolo nos refrescó hasta el alma con su soplido dando por terminado el engorroso tema y evitando así que nuestros cerebros hirvieran dentro de nuestros respectivos cráneos. Así masmenos:



Gracias Cosa 2.



¬¬

Iosephus Dixit.

2 comentarios:

elmonares dijo...

Jajajajajaja, que sería de nosotros sin las ocurrencias de cosa 2, muy bueno compare.

Lidiux dijo...

jajajajajaja... no manches!!!, estoy al borde del llanto, me duele la panza de tanto retorcerme... aquellos momentos.