martes, 24 de abril de 2012

La Providencia

Durante aquellos lejanos años ochenta, cuando era yo un mozalbete que aún se maravillaba con todo lo que le rodeaba, teníamos en la Familia una curiosa costumbre: los sábados, muy temprano por la mañana, acompañaba a mis padres hasta El Salto, Jalisco ya que mi madre trabajaba así que cuando la dejábamos en la oficina, mi padre y yo íbamos hasta la casa paterna y le llevábamos carne a mi abuela quien nos preparaba el desayuno en esas frescas mañanas tapatías. Siempre que llegábamos, esa mujer nacida durante los primeros años del Siglo XX, profundamente religiosa y conservadora nos recibía con el mismo saludo: "¡Ya llegó La Divina Providencia!".

Sus considerables convicciones religiosas le indicaban que la "Divina Providencia", un ente inmaterial relacionado con la voluntad divina y que se encarga de no dejar solos o desamparados a sus "hijos", había enviado a mi padre y a su entonces pequeño heredero a una carnicería en El Salto para llevar un kilogramo de lomo de cerdo recién matado (que luego ella preparaba en pequeños trozos con una salsa a base de jitomate y un poco de chile. Lo acompañábamos con frijoles refritos y birote salado. Mientras escribo esto, tengo hambre). En aquellos días, no entendía yo muy bien todo el tema y me imaginaba a la Santísima Trinidad moviéndonos a mi padre y a mí con alguna especie de "tractor beam" como los de las películas de ciencia ficción hacia la carnicería y luego a casa de mi abuela, pero me sentía bien por el hecho de que ella nos considerara la "Divina Providencia" de cierta forma. Supongo que es porque se siente bien, hacer algo por alguien.

Ahora bien, cómo es que la Divina Providencia se relaciona con las políticas de seguridad pública de un país es un concepto que ni siquiera en mi imaginativa infancia se me habría ocurrido y que aún hoy no me habría pasado por la mente... hasta que vi esto:

"Es probable que mucha gente se acuerde de estos años por la violencia y la delincuencia, los crímenes. Pero yo creo que la vida o la Providencia, llámelo como quiera, decide colocar a la gente acertada en el momento adecuado."
Felipe de Jesús Calderón Hinojosa
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos
Durante su discurso al dictar la VI edición de la Cátedra Kissinger en la Biblioteca del Consgreso de Estados Unidos de América

Así que ahí lo tienen. La culpable de la ola de crímenes, asesinatos, balaceras, corrupción, fugas de reos, violencia y de la general incompetencia de nuestros políticos ya tiene nombre: La Divina Providencia. No, ya no es el electorado, es la DP (en este artículo "DP" es "Divina Providencia", no "Doble Penetración", ¿Ok?). Vamos a ver, sí la gente es libre de creer cualquier mitología que les dé la gana, pero cuando se trata del caso del Jefe de un Estado en el que se supone que hay una clara separación entre Gobierno e Iglesia, la cosa se pone un poco más delicada. Generalmente a los religiosos les gusta enarbolar el escudo del respeto: "Debes respetar mis creencias". Sí, es cierto, sólo que a veces se les olvida que sus creencias no son las únicas. 

Culpables. Eso o es el nuevo Gabinete de Seguridad de FCH.


Estoy seguro que habrá católicos que defenderán las creencias de Felipe Calderón pero aún así no pueden negar que la declaración es, como mínimo, bastante desafortunada ya que reduce el problema evidente de la inseguridad en nuestro país a una creencia un tanto mitológica y escuda al Ejecutivo Federal tras un argumento vacuo que busca justificar sus acciones en una especie de intervención divina. algo como "Hey, sí, ok, esto está del cocol, pero ya llegará el momento en el que se darán cuenta de que esto era necesario para el cumplimiento de los planes divinos..."

El hecho de que el Presidente indique "... la vida o la Providencia, llámelo como quiera..." no disminuye el tono sobrenatural de su declaración, sino que simplemente es un débil intento por incluir otras creencias en su discurso, es decir, él sabe que no todo mundo cree en la providencia de un ser sobrenatural y por eso menciona "la vida (...) llámelo como quiera". Yo, personalmente, lo llamaría "espejismo", "ilusión" y un "deseo-de-evadir-la-realidad-que-le-rodea-al-tiempo-que-intenta-sacudirse-la-responsabilidad-de-las-decisiones-tomadas-y-que-en-un-momento-dado-han-afectado-incluso-a-la-población-civil-en-su-integridad-fìsica-y-emocional-así-como-de-manera-económica-al-provocar-el-cierre-de-empresas-y-negocios-debido-a-las-constantes-amenazas-y-chantajes-de-crimen-organizado". Pero, hey, eso es sólo lo que yo pienso.

Iosephus dixit

No hay comentarios: