Miren amigos y amigas: En la vida siempre se encontrarán con gente que tal vez tenga problemas con ustedes y a lo mejor ustedes ni se enteran de ello. Pero esa gente hace alguna movida o comentario que a ustedes los deja mal. Sí, seguro escucharán mucho eso de que "La venganza nunca es buena... bla bla bla" y estoy aquí para comentar sobre esto. Efectivamente, la venganza no es buena... Es extraordinariamente genial.
Pocos placeres existen en este Universo como regodearse en el agridulce sabor de la venganza y el enorme poder del odio. Mi odio no conoce fronteras, barreras o distancias, y mi venganza no es expedita, por el contrario, es lenta, brutal y destructiva en las maneras más sutiles, nunca cae en la vulgaridad de la estridencia. Con más frecuencia se envuelve en las suaves sedas del sarcasmo y la ironía. Sí tal vez me verán sonreír, pensarán que no pasa nada, que ya olvidé. No, no es así. No olvido. ¿No es nuestro objetivo ser felices en esta vida? Yo, hasta cuando odio, puedo ser feliz.
¿Y quién en su sano juicio no disfruta de vez en cuando desquitarse de aquellos que le han hecho un mal? Ah, maravillosa sensación la del odio que te llena las venas con ese calor que te inflama desde dentro y te inunda la mente con febriles fantasías de la gloria de la venganza.
No amigos, no le teman al odio. Sí, que no les domine, más bien domínenlo ustedes a él, que les sirva, que los llene con su intoxicante perfume y los alimente con sus dulces mieles.
Iosephus dixit.
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