jueves, 4 de marzo de 2010

Diálogo Desde el Insomnio

3:00 am

Despierta con el cuello y la espalda bañados en sudor. No recuerda qué ha estado soñando pero sabe que ha visto muchas imágenes antes de despertar. Cree recordar algunos rostros conocidos, sin embargo no recuerda las situaciones o las circunstancias en las que interactuaba con ellos. Una pequeña luz le llama la atención y se da cuenta  de que su computadora portátil se ha quedado encendida. Cierra la pantalla y vuelve a dar una vuelta en la cama mientras trata de no pensar en nada para no distraer su mente antes de intentar conciliar el sueño. Pero no puede.

4:03 am

Ve las manecillas de su reloj brillando en la oscuridad y casi siente que hasta ellas le preguntan qué demonios está pasando, pero él mismo no parece saber qué es lo que sucede. Sigue girando en su colchón mientras hace a un lado las sábanas. No está haciendo calor, pero siente cómo el cabello en su nuca está mojado y su espalda se perla en sudor. Y es entonces que desde la oscuridad no sólo de su habitación sino también de su subconsciente surge la pregunta que no había querido pensar, pero que estaba presente desde el primer momento en el que despertó: "¿Qué estás haciendo?"

4:32 am. Diálogo.

-¿Qué estás haciendo?
-¿Qué? ¿Que qué hago? Trato de dormir, ¿qué más?
-No, ¿qué estás haciendo?
-Ya te lo he dicho, trato de dormir pero no puedo.
-No es algo difícil, dormir. Cierra los ojos y hazlo, entonces.
-No puedo... ¡Te digo que no puedo!
-¿Y por qué no puedes?
-No lo sé, lo intento pero no puedo hacerlo.
-Hay algo que te molesta pero no lo quieres enfrentar. Hazlo, aparta la cobardía y enfréntalo.
-Yo...
-Sí, ahí está la pregunta clave, si no la quieres formular tú, lo haré yo: ¿Estás haciendo lo correcto?
-Demonios. Claro que sí. ¿Por qué no sería así?
-Tú dímelo, tú lo sabes y es lo que te tiene despierto, pero no es necesario que sea así. Tan solo debes recordar la naturaleza de la gente y saber que todo puede suceder. No confíes en nadie.
-No... Yo no... ¡Ah, demonios!
-No hay necesidad de molestarse. Y menos contigo mismo.
-No estoy molesto conmigo sino contigo.
-¿Y quién soy yo?

En ese momento enciende la luz de la lámpara que se encuentra a la derecha de su cama y se incorpora mientras frota sus ojos, se levanta al baño y regresa a su cama. Sabe muy bien la respuesta a esa última pregunta y sabe que al responderla estará aceptando plenamente el hecho de que tendrá que enfrentarse a ese adversario que es más formidable que cualquier enemigo que se pueda encontrar en un campo de batalla y sabe también que la clave no está en ganar sino en hacerse uno con ese contrincante.

5:29 am

Apaga la luz y se vuelve a acostar. Tienen que pasar 17 minutos más para que se vuelvan a cerrar sus ojos, vencido ya por el cansancio pero aún sabiendo que quedaba pendiente ese enfrentamiento con el más formidable de sus enemigos. Él mismo.

Iosephus Dixit.

5 comentarios:

Mark Solorzano dijo...

Bro yo se de que hablas la neta esta de la chin.. que veas como pasa de la oscuridad a la luz sin pegar oreja, recomendaciones es un te de hierbas antes de dormir o algo que te relaje de todo el stress por lo regular un buen whisky te puede ayudar pero ojo solo 1 ehh bro sino me invitas para seguirle jajaj saludos

Creeperius dijo...

Maestro Iosephus, una estupenda entrada. Creo que en más de algún momento, todos tendremos que enfrentarnos a ese, nuestro peor enemigo. Para bien o para mal, aquí aplica al 100% eso de ‘podrás correr pero no esconderte’. Reitero mi total admiración y gratitud al presentarnos semejante entrada. Un fuerte abrazo.

Iosephus dijo...

Mark: No, no funcionó el Whisky. Me tomé 3 y de todas maneras dormí nada más 4 horas. Probaré con el té. Saludos.

Creeperius: Exactamente, me gustó esa frase. Además es al único al que de plano no podemos engañar... Aunque a veces lo intentamos.

Anónimo dijo...

Excelente entrada.

Iosephus dijo...

Anónimo: Gracias.