miércoles, 3 de octubre de 2007

El Satánico Dr. Iosephus VS La Naturaleza

Debo aclarar de antemano que el siguiente relato es absolutamente verídico y lo plasmo aquí así nomás como pa caerle bien a la fanaticada de Greenpeace, a esos acostumbrados a salir al campo o a la sierra con objeto de darle abrazos a los árboles y decirles cosas tiernas al oído... no, más bien a la corteza, que se encadenan para evitar que talen bosques, que casi te matan porque te atreviste a darle un periodicazo a una abeja o le echaste insecticida a una colonia de hormigas.

Me encontraba yo desarrollando mis actividades habituales de trabajo en cierta dependencia de gobierno (para la cual no trabajo pero ahí debo estar, qué le voy a hacer) , cuando me ví en la necesidad de acudir al cuarto de baño. Obtuve la llave del mencionado sanitario y procedí a realizar la eliminación de los desechos líquidos que mi organismo consideró innecesarios. En esas estaba cuando de pronto hace acto de presencia una avispa (específicamente una Vespula maculifrons orginaria de Norteamérica, conocida también como Yellowjacket o Chaqueta amarilla, hagánme ustedes el favor). El llamativo insecto, se tomó la libertad de volar cerca de mi cara distrayéndome considerablemente de la importante actividad que llevaba a cabo en ese momento. La seguí con la mirada nada más para mantener en la más estricta seguridad a mi persona y mis partes expuestas, pero el animalejo no claudicó en sus intentos y continuó sobrevolando cerca de mí y girando mientras se acercaba cada vez más.

Una vez terminado el desahogo de mis necesidades fisiológicas, me dirigí al lavabo y mientras procedía a lavar mis manos, nuevamente se acercó la avispa de manera amenazante. Y entonces, sucedió (Kevin Arnold dixit): al lado del lavabo se encontraba una moldura de aluminio de aproximadamente 3 cm de ancho por 115 cm de largo, la tomé y la blandí cual aguerrido samurai midiendo fuerzas y distancias, tiempos y movimientos, posibilidades y desenlaces mientras la veía ir y venir explorando el terreno, buscando, curioseando. Todo sucedió en un momento. La avispa parece aceracarse peligrosamente hacia mí, con mi improvisada arma elevo mis brazos en una actitud evidentemente amenazadora, la avispa se acerca aún más y por fin dejo salir toda mi agresión en un certero golpe: "wishhhh" trazo un semicírulo que se encuentra en su camino con la Vespula y la dejo sin cabeza... Así como lo leen, decapité a una avispa al vuelo... Soy-una-reata. No fue solo un golpe, no la partí en dos, no. Le corté la cabeza.


El susodicho animalejo temblando de miedo ante la presencia del Satánico Dr. Iosephus

Despojado de la parte que domina todas sus funciones, el cuerpo del insecto se sigue retorciendo sin control mientras que la cabeza yace como si le valiera madre todo lo que sucede a su alrededor. Parece impávida, pero tal vez no se ha dado cuenta de que ya no forma parte de su propio organismo. Por supuesto que no recomiendo hacer esto de manera constante, pero cuando es necesario y algún familiar o amistad muy cercana o parte noble de tu anatomía se ve en peligro, pues es una buena forma de defensa. Mis amplios conocimientos de defensa personal combinados con las 48 veces que he visto Kill Bill y varias películas de Bruce Lee me salvaron de ser afectado por el aguijón del vistoso insecto.

Cuídense y no se dejen de las avispas gandayas que se quieren aprovechar de los humanos que sin molestarlas estamos realizando nuestras actividades y se acercan así nomás jodiendo y amenazando a la especie dominante (?) del planeta.

Iosephus Dixit.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me fue imposible mantener una imagen mas que su fino porte con Katana en mano al mas puro estilo Hrio Nakamura persiguendo a el Avispon Amarillo.

Mucha gente, sobre todo ecologitas y animal lovers, tratan de enganarnos con la estupida teoria de que los animales nos tienen mas miedo a nosotros que nosotros a ellos, por eso atacan.

Difiero, como imagino que tu tambien lo haras, existe en algunos una naturaleza agresiva que quieren acabar con las otras especies (alg muy humano tambien si me permites).

Pero en el caso de este gracioso abejorro, creo que fue mas curiosidad que otra cosa lo que le hizo acercarse a conocer o por lo menos a visualizar algo quiza confuso de su anatomia.

No quiero profundizar, pero creo que mas que miedo, usted le dio (al otrora avispon), una razon para contarle a sus hijos, por algo curioso que debio haber visto.

elmonares dijo...

Interesante apunte el de lópez diéguez, sobre todo la parte esta de la curiosidad del pistachón. Yo inevitablemente recorde al maestro Pai Mei.

Anónimo dijo...

...mmmmm yo nada mas te imagino a ti aventando a diestra y siniestra golpes contra ese animal, que igual y no queria exactamente picarte.....jajajajajajajajaja

Iosephus dijo...

A ver, ni perseguí al animal ni dí golpes a diestra y siniestra, fue un solo golpe, certero y mortal. Lo de la anécdota a sus hijos es muy tierno pero más bien creo que era medio voyeurista. Y sí, sí me acaricié la barba como el Pai Mei cuando acabé con ella.

Anónimo dijo...

...¿no te digo?... que sentidito me saliste... ¿a caso no entiendes de sarcasmos?... ¿NO ME CONOCES LO SUFICIENTE COMO PARA NO DARTE CUENTA DE QUE PUSE IMAGINANDO???? JAMAS ASEGURE QUE ASI FUERA, VAYA NI ESTABA AHI... solo trato de, como siempre, desfigurar tu relato... ¡te veias gracioso en mi imaginacion brinque y brinque!
jajajajajajajajajaja