domingo, 9 de septiembre de 2007

El Extraño Caso del Taxista Sentimental

A petición de mi Compare el Mauro escribo ahora un curioso caso que me sucedió en un viaje que hice a Cd. de México. Antes que nada debo aclarar que no tengo nada contra los Defeños pero hasta mis amigos capitalinos deben reconocer que algunos de sus paisanos no son precisamente adorables.

En fin, con respecto a este relato la premisa era ir a Pantaco, lugar que yo nunca había visitado y del que solo tenía la dirección. Siendo el Defe una ciudad de un tamaño particularmente brutal no espero que cada trabajador del volante conozca la ciudad como si tuviera un GPS instalado en el cerebro, pero por lo menos espero que tengan cierto criterio. En este caso en particular, llegué al Aeropuerto Internacional de la Cd. de México y procedí a obtener mi boleto de taxi para que me llevara a mi destino. Salí para abordar el vehículo y me asignaron un automóvil al cual subí de inmediato... De repente se le acercan al chofer sus supervisores y le dicen no sé qué madres del seguro del carro y que si las hilachas y que ya te cargó la colgante y ni pedo, "Joven pásele a la camioneta de atrás..." Y ahí voy a la camioneta de atrás.

Cuando me subí y cumplí con darle al chofer el comprobante de pago, me preguntó cuál era mi destino, así que se lo dije:
- A Pantaco, por favor.
- Ah caray... ¿No sabrá por dónde es eso?- me contestó.
- Ah chingá - le dije- no tengo ni la más mínima idea. Nada más me dijeron que la dirección es tal y tal, colonia tal...

Ok... Aquí es donde el asunto se pone medio raro. Vuelvan a leer la respuesta que le dí.... ¿Ya? Ahora imagínenme diciéndola mientras me rasco la cabeza como monito de caricatura y un signo de interrogación sale sobre mi cabeza. Créanme que eso fue exactamente lo que le contesté y así de inocente fue mi actuar en todo este pedo. Lo que sucedería inmediatamente después no se lo podría haber imaginado ni un escritor ruso en medio de un invierno en Moscú con 4 botellas de Vodka entre pecho y espalda mientras está acompañado de una que otra "mamushka". Dijo entonces el sensitivo auriga:

- Mire señor, antes que nada le voy a pedir de favor (por cierto me caga que la gente diga "de favor" pero esa es otra historia) que no me hable de esa manera. La manera en la que usted me habló fue muy agresiva (¿?). Yo no sé de dónde venga pero aquí en la Cd de México estamos acostumbrados a hablar con educación (¡!). Yo soy de aquí pero la ciudad es muy grande y hay partes que no conozco... Además la colonia que usted me comenta es uno de los barrios más feos del D. F. y yo casi no conozco por allá (no si el cabrón nada más ha de haber conocido Las Lomas o Santa Fe). Qué le parece si mejor me detengo un momento y checamos el mapa para ver por dónde está...

Bien, primero: No-Pinches-Mames... "¿Acostumbrados a hablar con educación?" ¿¿Guatdafak?? Pinche bato mamón y putito además. ¿De dónde saqué la fuerza para no mandarlo a la chingada? No tengo idea, pero estuve a punto de soltarle algo así como:

- Claro, veamos el mapa... Seguramente ahí podremos encontrar el camino exacto para que te vayas derechito y de puntitas a chingar a tu madre. Pero me contuve... Siempre que hago un viaje me gusta que todo esté debidamente planeado para tener tiempo suficiente de tomar medidas correctivas en caso de un imprevisto (y vaya que hubo imprevistos en ese viaje pero ese es otro pedo mucho menos interesante que esta mamada). Así que hice acopio de fuerzas y le dije al lastimado conductor:

- Ok, si algo que dije le ofendió, me diculpo. Busquemos en el mapa y vayamos a mi destino porque me urge llegar...
- Claro que sí Sr. así sí.... [Ah menos mal que eso sí te agradó porque yo estaba preocupadísimo, imbécil]

Aquí creo recordar que escuché el turi-ruri turi-ruri turi-ruri de la Dimensión Desconocida: de todos los taxistas del Defe me tocó el más sentimental y educado. En otra ocasión me tocó uno que le gritó a una señora que ya se andaba metiendo en sentido contrario en una avenida: "¡Ay. ay! ¡San Pendeja!" pero no, en la ocasión que les narro fue el Taxista Sentimental quien tomo las riendas del carruaje que me llevaría a mi Destino en la Ciudad de la Esperanza [perdida].

Pero bueno es de esos capítulos que guardo en mi memoria como uno de los condimentos que le dan sabor a mis viajes y esas narraciones que me recuerdan lo interesante que es la Raza Humana y cuántas historias se derivan de conocer personajes de las más distintas características... Siempre recordaré al Taxista Sentimental y con todo mi ser lo mandaré a chingar a Su Madre... Donde quiera que estés, Taxi Driver de la Bondojo..... Ay qué sentimental soy.... Snif.

Iosephus Dixit.

2 comentarios:

elmonares dijo...

Que le vamos a hacer, por ese tipo de cosas nadie nos quiere...

Iosephus dijo...

Eso se merece un "ay, ay... nadie me quiere" jajajajaja... Nombre compare tu eres la excepción que pone en duda la regla...